martes, 3 de septiembre de 2019


El descubrimiento (monólogo  perruno)
(Juan es albañil y está levantando una pared. Tiene como única compañía a una perrita a la que le habla.)
El lunes fueron cuatro, el martes seis y el miércoles sólo tres.  Hoy es jueves, ¿No? Voy por el metro noventa más o menos. ¿No llevará encadenado esto? Es muy alto. Una hilera más y a preguntar. Mejor. A no hacer cagada que no se consigue laburo todos los días.
Si,  vamos muy lento, sí ya sé.   Ya va a venir el capataz a levantarme en peso como todos los viernes. Pero, bueno, son cuarenta metros qué más quiere. Y encima hay que empalmar con los otros tapiales. Y las vigas, eso lleva tiempo, carajo. Y el fierro no va a alcanzar.
Hoy es jueves pichicha,  empezamos con el laburo a las seis, y sin  meter mucha bulla porque hay un vecino quejoso. Siempre hay uno, la puta madre. Te retrasa eso.  Vamos a lo nuestro.  A preparar la mezcla que se dice mortero dijo  el ingeniero. Que jodido  fue cavar el cimiento con todos esos cascotes y fierros enterrados. Seguro antes había un horno, se nota por la tierra colorada. Cuatro días con un cimiento, cimiento con “c”; si me viera don Cosme,  el que me enseñó el oficio. Pero Cosme ya no está, un infarto con neumonía o algo así, ya hace cuatro años. Ahora estamos solos pichicha. Y solo no es lo mismo, se pone jodido a veces,  sobre todo con los andamios. Subir y bajar para la mezcla, eh, el mortero. Y vos no ayudas mucho.
Me miras como con lástima, estarás pensando que estoy loco, ¿no? Pensarás, este loco habla con una perra. (Ríe) Seguro que vos esperas las migas de la galleta a la hora del mate. Sólo media horita dijo el capataz y a las diez de la mañana, luego pegarle derecho y sin parar hasta el mediodía, mirá que es corrido hasta las cinco. Pobre pichicha, si esperas el asadito de falda estas sonada.. Como para faldita con la malaria que hay; mate y galleta apenas. Y no voy a prender el fuego para mí sólo. Unas leñitas para la pava y listo. La pavita no da más, ni manija tiene; Bue, que tire hasta fin de mes.
El vecino hoy salió antes, así que le metemos  quilombo, nadie se va a quejar. Este cable que me prestaron para la mezcladora es una mierda, se corta a cada rato; se va a quemar el motor. Ahí sí que el capataz se chiva del todo.
A quién se le ocurre esta pared en el medio del campito, ¿para qué? Bueno, pero si pagan hay que meterle nomas. Y los del cuntry tienen plata, así que a meterle y a cerrar el pico. Pero una pared acá es al pedo. Bue, mientras paguen. Y para qué de dos metros cincuenta si siempre se hacen de dos metros. El que manda, manda. El Cosme decía siempre que donde manda capitán no manda albañil… y menos peón.
En la otra cuadra parecen que empiezan una obra, están bajando materiales.  ¿Tendrán agua por ahí? A lo mejor ya está el caño. . Hablando de agua, va a faltar. Sí, se viene algo porque esta mañana estaba el de la cooperativa poniendo el medidor de obra.  Vos clavado que dentro de un rato te vas a recorrer la calle hasta la nueva construcción. Seguro a curiosear.  A lo mejor ligas algo, porque acá... (Ríe) Ta bueno reírse a veces. Con algo hay que divertirse. Encima ya no se puede entrar en lo de Pedro, ni al bar, menos a la milonga. Fue culpa del Nicolás. Él había empezado, yo le decía, pará loco, pará que nos van a echar. Pero resordo el Nicolás. No sordo de la oreja, sordo de la cabeza ¿Qué se podía hacer? ¿Dejarse? Después se pierde el respeto.
Se van a precisar reglas más altas o habrá que levantar éstas que encima están oxidadas. No sé por qué no las limpian bien, carajo. Hay que sacarle el cemento viejo por lo menos. Hay que decirle al capataz pero no se sabe de qué humor vendrá el viernes. Mientras venga con la plata de la semana, todo bien.  Podrían pegarle una subida, ¿eh? Ya no alcanza. Habrá que dejar la cervecita del sábado. Y los maníes para la picada. Igual caen mal, después con gases toda la noche.
Hoy hace fío carajo. Mirá, se me pusieron duros los dedos. Ponete guantes dice siempre la Rosario. ¿Para qué? Si se rompen enseguida. Si no  los da el capataz…no se puede tirar la plata así. 
Estas inquieta, ya te queres ir a hacer la recorrida. Ah, se siente el olor, vas a ligar algún huesito en aquella obra. Claro, ni loca no vas a cambiar asado por migas de galletas. Es viva la tipa.
Vamos que llegamos a los dos metros. Se va a poner contento el capataz. A lo mejor me tira unos mangos más. Estaría bueno para comprarle a la Rosario esa blusa que vio en la tienda. Seguro que dice dejate de joder, primero pan para los chicos. O para la calesita esa de la plaza que aumento el boleto. Algo hay que darles, pobres pibes, ya que nosotros no  tuvimos dice la Rosario.
¿Todavía no te fuiste?  Cuando termine esta hilera me hago un mate y comemos alguna galleta. Hace frío mierda. ¿Vos no tenés fío? El pamperito sopla con todo. Menos mal que hay sol.  Mira que tirar la plata en esta pared. En el medio del campito.  Yo con estos cuarenta metros, la pieza que le hago a los pibes.  Si ya sé, estas pensando que hablo de más. Hay que soñar un poco, pichicha. Todavía eso es gratis.
(Subido al andamio mira hacia el otro lado de la pared y se queda en silencio por unos segundos)
Mirá vos, pichicha, recién me doy cuenta. Qué casualidad. Ahora que veo bien, las casas de aquel lado son  pobres, casi todas de chapa. Las de este lado son de material y teja. (Sorprendido por el descubrimiento, baja del andamio) Pichicha, antes que termine la pared, ¿vos te queres quedar de este lado? ¿Pichicha? Pichicha. (Pausa, la perra se ha ido) Ahora sí te quedaste solo Juancito. (Mira hacia el sol) Ya deben ser las cinco.